Ecos de lejanas algazaras se anclan a mis persianas, noche.
Se confunden con mis pensamientos silenciosos, noche.
Me asfixian.
Estridentes rayos de luz me atraviesan, como flechas ardientes hacen crepitar mi alma.
Deseos afásicos y reprimidos brutalmente, gritan, hacen una pestilente algazara.
Día.
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