Para ser poeta hay que tener una visita al panteón al año (con lujo de violencia), beber 23.4 vasos de güisqui al día, crear palabras incendiarias, dudar del lenguaje, imaginar a la luz posándose como una mariposa en las papilas gustativas de una vaca, oler el excremento de un iniciado antes de la segunda comida del mes, elegir vivir, elegir crear, elegir morir, elegir matar, deconstruir, reconstruir, construir, huir, ir, rrrrrrrrrrrrr
rrrrrrrrrrr
rrrrrrrrrrrrrr
rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
rrr
rr
r.
Yo solo me orino en los pantalones,
como con cubiertos
y acabo tirado en el su/ci(elo) cuando me tocan el duodeno.
Alguien más lo hará por mí.
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