El viento va saltando de rama en rama
las hojas de los arboles, juguetonas, le hacen cosquillas,
como las abejas hacen el amor con las flores,
acaricia a las mujeres esparciendo el aroma de la fecundidad,
atrapa infatigable a todas las aves en sus caidas suicidas,
en pequeños orificios pasa a presión dejando su lamento colgado.
Pero hoy, simplemente lo contemplo esperanzado
plañidos cantos le dedico,
serpiente emplumada arrecia su marcha
con el encargo de esconder toda mi tristeza
en el lugar donde moran los secretos.
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